Thursday, May 27, 2010

Daniel Hendler: "No pretendo convertirme en comediante"

Actor fetiche de las películas de Daniel Burman, desembarcó en la TV como protagonista de "Aquí no hay quien viva" (Telefé). Habla de los riesgos del cambio de pantalla y de su próxima paternidad.

Por: Lucila Olivera (El Clarín - 29/01/2008)

Cuando estaba pensando en tener un año diferente... a Daniel Hendler todos los caminos lo llevaron al cambio. Por un lado, con Aquí no hay quien viva (Telefé, martes y jueves a las 22.15), acaba de debutar en el mundo de la televisión: es Román, el portero de un edificio donde el consorcio jamás se pone de acuerdo en nada.

Se diría, entonces, que él, que viene del cine, está empezando a andar el camino en el sentido inverso al que suelen transitar los actores. Y para eso, se está poniendo a tono con cosas básicas como tener una rutina, horarios que cumplir, y hasta ciertas dudas, ¿por qué no? Por otra parte, está cerca de convertirse en papá primerizo: con su mujer, la cineasta Ana Katz, esperan la llegada de su hija para dentro de poco. Y ese rol sí que no lo ensayó.

"Venía con ganas de animarme a hacer televisión y, a medida que pasaba el tiempo, el no haber transitado ese camino me pesaba cada vez más", asegura un amabilísimo Hendler, mientras desayuna -cuando las agujas del reloj pasaron el mediodía- en el bar de Teleinde, en Martínez.



¿Cómo preparaste tu personaje?

Con el director y productores charlamos de ir por un camino, pero acá, en los ensayos, empezaron a surgir otras cosas. Me parece que desde el primer capítulo hasta ahora surgieron nuevas vetas en los personajes, porque en los primeros episodios se presentaron, como corresponde. Y ahora recién arranca el juego.

¿Y en qué se modificará el tuyo?

Hay que verlo (ríe). En realidad, creo que todos serán "bichos mutantes". Y la locura común que tienen todos estos seres de consorcio la vamos encontrando entre todos, de a poco.



¿Qué te interesó de este proyecto para decidirte al cambio?

Yo no quería hacer cualquier cosa. Cuando llegó esta propuesta me pareció divertida y el elenco, buenísimo. Además, grabamos tres o cuatro veces por semana, cosa que me interesaba porque pronto voy a ser papá (prefiere no precisar la fecha del parto). Por ahora, veo que no todo es locura en la televisión. Y estoy experimentando tener horarios fijos.



¿Y te resultó tan grave?

Me está gustando, aunque capaz que me aburro más adelante. Pero, con estos cambios, me siento más adulto, más ordenado. Hasta disfruto de los fines de semana porque desde que terminé el secundario era todo lo mismo. Ojo, no es que yo no haya laburado, pero salvando las veces que fui ayudante de cátedra o titular de Arte Dramático en la Universidad Católica (de Montevideo, donde nació), tuve trabajos mas bien intensivos, con mucho de preparación y necesidad de tiempo posterior para sacarme el personaje.



Vos hiciste el camino inverso que la mayoría de los actores. ¿Traías prejuicios?

Sí, pero no todos los prejuicios son negativos. El oficio del actor es raro, porque no tiene nada que ver hacer cine, que teatro o televisión. Quería tener una experiencia y probar qué era esto. Y en eso estoy. De a poco me voy enterando de cómo funcionan algunas cosas, voy agarrando diferentes motores. En el cine, por ejemplo, tenés mucho tiempo para preparar un plano. En cambio acá, las cosas que aparecen en el momento hay que aprovecharlas, y para eso hay que tener apertura y flexibilidad. Estoy adquiriendo un entrenamiento que no tenía.



¿Y qué más creés que le puede aportar a tu carrera la tele? ¿Popularidad?

Sí, supongo que popularidad. Y también creo que va a desdibujar esa cosa que supone que si venís del cine tenés prestigio. Acá, no pretendo convertirme en un comediante, pero sí probar algo diferente, abrir la cancha. Veo cambios más internos: parte de hacer tele tiene que ver con tratar de perder el control de la "carrera", no saber qué va a pasar de acá a un tiempo, si me van a llamar más o menos para hacer cine (se ríe con ganas).



¿Cómo te pega el tema de la popularidad?

Hay una parte que me gusta, sin duda, porque, si no, no me dedicaría a actuar. Lo que pasa es que la popularidad que te llega no siempre es la que imaginabas: querés que te saluden cuando vos tenés ganas. Pero yo nunca sufrí eso, porque nunca pasé la línea de la popularidad masiva. Es difícil aprender que a mayor cariño hay mayor sombra. Es decir, no existe la popularidad ideal, hay que asumirlo, así como mucha gente te va a querer, también mucha gente te va a rechazar.



Pero a vos acá no te rechazaron, ¿hace cuánto ya que dejaste Montevideo para instalarte en Buenos Aires?

Yo me vine acá, en principio, por amor. Hasta que se hizo evidente que iba a tener que instalarme. De a poco, me asocié a un plan de salud y puse a mi nombre un par de facturas. Fue un proceso que se dio de a poquito. Pero no hace mucho que me empecé a sentir más cómodo. Lo que pasa es que la dificultad del cambio es real, yo al principio extrañaba e idealizaba todo. Hasta que de a poco empecé a disfrutar de vivir acá e ir allá una vez por mes.



¿Qué fue lo que más te costó?

El tamaño de Buenos Aires, el ruido, el aspecto selvático que tiene en algún sentido que, a la vez, te ayuda a valorar más lo íntimo. En Montevideo, entre otras diferencias, vivimos todos los amigos cerca y no se pide permiso para entrar en la casa del otro.

Falta poco para que lo llamen para grabar. Y a Hendler, la frase "ser papá" le vuelve a aparecer en la boca.



¿Cómo te preparás para ser papá?

(Se le ilumina la cara) Lo vivo intensamente. Los nueve meses son un período de preparación necesario. Al principio, quizás, querés estirarlo lo máximo posible para prepararte mejor, sin sospechar que nunca estás del todo preparado. Después, te empieza a agarrar la ansiedad de conocerla, que es lo que me está pasando ahora. Creo que no estoy tan nervioso (larga una risita... ¡nerviosa!). Se cumplió todo lo que mis amigos me dijeron que me iba a pasar. Me siento, sobre todo, feliz. Ana está muy bien, por suerte, y tuvo un embarazo bárbaro.



Y después, ¿vas a volver al cine?

Hay un proyecto dando vueltas, pero veremos qué tanto tiempo me queda con esto de la televisión para poder rodar y prepararme. Lo que te decía, tengo un lindo año por delante.