Thursday, August 03, 2006


Daniel Hendler: en la era de la adultez

Se hizo conocido por una campaña publicitaria y terminó siendo una suerte de álter ego del cineasta Daniel Burman. A los 30, y luego de haber ganado en 2004 el Oso de Oro, en Berlín, por El abrazo partido, se prepara para el estreno de Derecho de familia. Retrato de un actor uruguayo que aprendió a bucear en su interior



Cada balbuceo, cada vacilación y tartamudeo hacen a ese antihéroe dubitativo que Daniel Hendler impuso en el cine como un sello del que no reniega. "Yo no creo en el actor camaleónico –dice este uruguayo de 30 años que en la Argentina se hizo conocido como Walter, el muchacho de la publicidad de Telefónica–. Sé que no puedo cambiar mi cuerpo y reconozco en mí ciertos vicios, pero nunca me planteé llenar un catálogo de personajes. Me gustan los matices, las construcciones leves que te empujan a cierta profundidad." Habla en el tono de un narrador, como si lo que contara se estuviera proyectando en una pantalla. Y él no balbucea ni vacila, sino que habla con precisión y claridad como cuando dice que es un confeso admirador de Jean-Pierre Léaud, el actor francés que conformó una intensa dupla con el director François Truffaut. Lo dice, tal vez, porque aquella relación director-actor es comparable a la que Hendler mantiene con Daniel Burman, el realizador que descubrió en el uruguayo a su perfecto álter ego, vocero de su propia vida. Lo bautizó con el nombre de Ariel, el chico judío en busca de su identidad que, a través de diferentes personajes y de un mismo hilo conductor, encarna en Esperando al Mesías, El abrazo partido y Derecho de familia, la película que se estrena el jueves próximo y que encuentra a este otro Ariel en una etapa de resignación: ser adulto, con todo lo que ello implica. –¿Qué es ser adulto? –En realidad, se trata de una búsqueda permanente, por cierto. Se trata de descubrir tu identidad, de saber realmente quién sos. –¿Y sabés quién sos? –(Risas) ¿Alguien lo sabe de verdad? En lo que respecta a mi personalidad hace un tiempito que ya se forjó. Ya pasé por la etapa en la que hacía el esfuerzo por parecerme a alguien hasta que un día me di cuenta de que éste era yo, aunque no me gustara mucho. –¿No estás satisfecho con la persona que sos? –Ahora que ya pasé por esa etapa de incertidumbres, sí, me siento contento con lo que me tocó y con lo que conseguí. Pero también tuve que renunciar a muchas otras cosas para ser lo que soy, a los 30. En el camino hacia la adultez se hacen presentes el abandono, la renuncia a ciertos modelos que parecen inalcanzables y que sirvieron de referente a seguir por un largo tiempo. "Son esos momentos en los que descubrís que no vas a ser jugador de fútbol y que tampoco te vas a parecer a tu ídolo, por más que te peines igual", sentencia. –¿Cuál fue tu mayor renuncia? –Renuncié a ser músico, aunque creo que en cualquier momento vuelvo a hacer algo. No voy a sacar un disco, pero sí quiero volver a tocar. El otro día rescaté un casete con mis canciones de adolescente. Fue muy raro. –¿Hacías grabaciones caseras? –Siempre. Grababa todo. Fue muy intenso reencontrarme con aquella cinta. Esa fue mi gran renuncia: no ser músico; ésa era mi fantasía. Nunca tuvo disciplina, lo dice con cierto arrepentimiento. Aprendió a tocar la guitarra a los 7 años y después fue adquiriendo distintos instrumentos. El asegura que no toca muy bien ninguno. "Me obsesionaba con uno, lo compraba, lo tocaba un tiempo y lo dejaba, como el saxo, que sigue casi intacto." Otra de las renuncias, quizá la que más se cuestiona aún hoy, es la de haber dejado de lado una vida más punk. "No lo digo con un sentido de rebeldía, pero me hubiera gustado llegar a esta edad más cerca del rock & roll y de una vida más juvenil. En realidad, soy más familiero y casero de lo que me imaginaba. Pero está todo bien. Me parece que soy bastante temeroso como para llevar una vida punk. Sí, me parece que por eso la descarté." Creció en distintos barrios de Montevideo, Uruguay, el país que lo vio nacer el 3 de enero de 1976, en el seno de una familia judía. Hijo de padre comerciante y madre aficionada al teatro, Daniel Hendler repartió su tiempo entre campamentos y partidos de basquet en la Hebraica y algún que otro picadito de fútbol en los potreros montevideanos. Estudió en una escuela religiosa, Colegio Integral, y realizó dos veces la ceremonia del Bar Mitzvá. ¿La razón? Padres separados y como resultado, un Bar Mitzvá en Israel con su madre y otro en Montevideo, con su padre. "Debo de ser uno de los pocos judíos que hizo dos Bar Mitzvá", bromea, se ríe y mira en busca de complicidad. Herencias En las películas de Daniel Burman la paternidad es un tema recurrente y en Derecho de familia vuelve a estar presente. La relación familiar ahora es mostrada desde la mirada de un hijo que también es padre y cuyo desafío es construir su identidad, a pesar de su propio padre. "En mi vida, las situaciones fueron más radicales –cuenta Hendler–. Creo que se da en el caso de los hijos de padres divorciados (sus padres se separaron cuanto tenía cinco años), porque uno necesita reubicar esas figuras que por momentos jugaron roles de buenos y de malos. Son etapas de mucha turbulencia. Después uno cree que lo tiene todo resuelto, pero no es así. Pasás por esos tiempos en los que necesitás derrumbar figuras, te alejás de lo que no te gusta para después volver a rescatarlo." –En la actualidad, ¿en qué etapa está la relación con tus padres? –En la de la recuperación: fueron muchas las cosas que se perdieron en el momento de la independencia, en el paso previo a la adultez, por llamarlo de alguna manera. Bien sabe que la identidad se construye, en un punto, más allá de las influencias de los padres, pero que es inevitable no hablar de herencias. "El legado está, por supuesto. Mi padre es como un actor no asumido, aunque su vida nada tenga que ver con el teatro ni con el cine. Siempre fue un espectador. De él mamé su espíritu aventurero. Ha tenido tantas vidas y recorridos que, de alguna manera, he descubierto distintas facetas de mi papá a lo largo de mi propia historia. En cambio, mi padrastro, el esposo de mi madre, es un amante del teatro, además de ser arquitecto de teatros. El y mi madre tuvieron una fuerte influencia en mi formación, en la arquitectura (abandonó en quinto año) y en la actuación. Su elección fue acertada. Formado en el ámbito teatral –dirigió el grupo independiente Acapara el 522, en honor a una línea de colectivos uruguaya–, Daniel Hendler encontró en el cine su lugar de mayor reconocimiento. En 2004 fue galardonado con el Oso de Plata como mejor actor por El abrazo partido, en el Festival de Berlín, un premio que, según su teoría, dice haber merecido por ser "peludo como un oso". –En Derecho de familia hay un guiño con respecto a tus pelos en el cuerpo. –Mi problema con los pelos se remite a Esperando al Mesías. Para esa película Burman hizo que me depilaran la espalda. Yo tenía 23 años y no le cerraba la idea de que un chico tan joven tuviera tantos pelos. Estoy seguro de que después de aquella depilación, de técnica holandesa supuestamente no dolorosa, comenzaron a crecer más y más irregularmente. Desde aquel momento me volví bastante fóbico con todo lo que se refiere a los cortes de pelo, a tal punto que si una maquilladora quiere sacarme un pelo de la nariz lucho hasta último momento. Burman es un poco culpable del desarrollo de esta selva en mi cuerpo. Para las fotos, no hubo dudas de que era mejor mostrarlo con la barba de un par de días que traía. Ante semejante confesión, ¿quién se iba a animar a pedirle que se afeitara? Por Fabiana Scherer - La Nación Mar/06






Daniel Hendler: Na fase adultaDaniel que se tornou conhecido na Argentina através do personagem Walter na campanha publicitária da Telefônica, e ganhou maior divulgação após receber o Urso de Prata de melhor Ator em Berlín em 2004, por sua atuação em “O Abraço Partido”.O diretor argentino Daniel Burman descobriu no ator uruguaio seu perfeito alter -ego, porta-voz de sua própria vida. O batizou com o nome de ARIEL, o jovem judeu em busca de sua identidade, que através de diferentes personagens e um mesmo elo condutor, encarna em “Esperando al Mesías”, “El abrazo Partido” e “Derecho de Família”, filme no qual encontramos este outro ARIEL numa fase de resignação: ser adulto, com tudo o que isso implica.O que é ser adulto?Daniel Hendler: “Na realidade se trata de uma busca permanente, é claro. Se trata de descobrir sua identidade, de saber realmente quem você é”.E sabes quem você é?Risos. “E alguém o sabe de verdade? No que diz respeito a minha personalidade faz um tempinho que já se moldou. Já passei pela etapa em que fazia esforço para parecer-me com alguém até que um dia me dei conta de que este era eu, embora não me gostasse muito.”Você não está satifeito com quem você e?“Agora que já passei por esta etapa de incertezas, sim, me sinto contente com o que ganhei e com o que consegui. Porém também tive que renunciar a muitas outras coisas para ser o que sou, aos 30 anos.”No caminho até ser adulto estão presentes o abandono, a renúncia a certos modelos que parecem impossíveis e que servirão de referência por um longo tempo. “São esses momentos em que descobres que não serás um jogador de futebol e nem tão pouco irá se parecer com seu ídolo, por mais que se penteie igual” sentencia.Qual foi sua maior renúncia?“Renunciei ser músico, embora creio que em qualquer momento vá a volta a fazer algo. Não vou gravar um disco, porém quero voltar a tocar. Outro dia achei uma fita com as minhas canções de adolescente. Foi muito estranho.”Você fazia gravações caseiras?“Sempre. Gravava tudo. Foi muito intenso reencontrar-me com aquela fita. Esta foi minha grande renúncia: não ser músico; essa era a minha fantasia.”Nunca tive disciplina, diz com certo arrependimento. Aprendeu a tocar guitarra aos 7 anos e depois foi adquirindo instrumentos diferentes. Ele assegura que não toca muito bem nenhum. “Ficava com obsessão em um, o comprava, o tocava por um tempo e depois o deixava, como o saxofone que continua quase intacto."Outra de minhas renúncias, talvez a que mais questiona ainda hoje, e a de haver deixado de lado uma vida mais punk.” Não o digo com um sentido de rebeldia, porém teria gostado de chegar a esta idade mais próximo do rock & roll e de uma vida mais juvenil. Na realidade, sou mais familiar e caseiro do que me imaginava. Porém tudo está bem. Me parece que sou muito temeroso a ponto de levar uma vida punk. Sim, acho que deve ter sido por isso que a descartei."Cresceu em vários bairros de Montevideo, Uruguay, o país que o viu nascer em 3 de janeiro de 1976, no seio de uma família judía. Filho de pai comerciante e mãe aficcionada pelo teatro, Daniel Hendler repartiu seu tempo entre acampamentos e partidas de basquete na Hebraíca e um pouco de futebol . Estudou em uma escola religiosa, Colégio Integral e participou duas vezes da cerimônia do Bar Mitzvá. A razão? Pais separados e como resultado, um Bar Mitzvá em Israel, com sua mãe e outro em Montevideo, com seu pai.“Devo ser um dos poucos judíos que fez dois Bar Mitzvá” brinca. Ri e olha em volta em busca de cumplicidade.HerançasNos filmes de Daniel Burman a paternidade e um tema recorrente e em Derecho de Família volta a estar presente. A relação familiar agora e mostrada desde o olhar de um filho que também e pai e cujo desafio e construir sua idendidade, apesar de seu próprio pai.Em minha vida, as situações foram mais radicais – conta Hendler-. Creio que acontece no caso de filhos de pais divorciados (seus pais se separaram quando tinha cinco anos), porque alguém precisa recolocar essas figuras que por momentos fizeram papéiss de bons ou maus. São fases de muita turbulência. Depois um crê que têm tudo resolvido, porém não é assim. Passas por estes tempos em que necessitas derrubar figuras, se distâncias do que não gostas para depois voltar a resgatar-lo."Na atualidade, em que etapa esta a relação com seus pais?Na recuperação: foram muitas as coisas que se perderam no momento da independência, na passagem prévia a fase adulta, para chamar-lo de alguma maneira.Bem sabe que a identidade se constrói, em determinado ponto, mais além das influências dos pais, porém e inevitável não falar de heranças. "O legado está, claro. Meu pai é como um ator não assumido, embora a sua vida nada tenha que ver com o teatro nem com o cinema. Sempre foi um espectador. Dele herdei seu espírito aventureiro. Tive tantas vidas e viagens que, de alguma maneira, descobri facetas diferentes de meu pai ao longo de minha própria historia. Diferentemente, meu padrasto, o esposo de minha mãe, e um amante do teatro, além do que é arquiteto de teatros. Ele e minha mãe tiveram uma forte influência em minha formação, na arquitetura (que Daniel abandonou no 5º ano) e na atuação.Sua escolha foi acertada. Formado no âmbito teatral – dirigiu o grupo independente Acapara el 522, em honra a uma linha de ônibus uruguaio-, Daniel Hendler encontrou no cinema seu lugar de maior reconhecimento.Em 2004 foi presenteado com o Urso de Prata como melhor ator por “O Abraço Partido”, no Festival de Berlin, um prêmio que, segundo sua teoria, disse haver merecido por ser “peludo como um urso”.Em “Derecho de Família” existe uma insinuação com respeito a seus pêlos no corpo:Meu problema com os pêlos retornam a “Esperando al Mesías”. Para este filme Burman fez com que me depilassem as costas. Eu tinha 23 anos e a ele não lhe entrava a idéia de que um rapaz tão jovem tivesse tantos pêlos.Estou certo que depois daquela depilação, de técnica holandesa, supostamente não dolorosa, começaram a crescer mais e mais pêlos irregularmente. Desde aquele momento fiquei com fobia em relação a tudo que se refira a corte de pêlos, a tal ponto de que se uma maquiladora quer tirar algum pelo de meu nariz luto até o último momento. Burman é um pouco culpado do desenvolvimento desta selva no meu corpo.Para as fotos, não houve dúvida de que era melhor mostrár-lo com a barba de um par de dias que trazia. Pois diante de semelhante confissão, Quem ia se animar a pedir que ele fizesse a barba?Entrevista (quase completa) dada a La Nación em Março/2006.

Osmar (Manager da Comunidade)

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